Los insectos
tienen 350 millones de años sobre el planeta, adaptados por completo a los
cambios geológicos y climáticos sufridos por la naturaleza; y pese al rechazo
humano, en la actualidad se sabe que existen cerca de unos 30 millones de
especies de artrópodos, cifra que va en aumento. Los encontramos en todos los
ecosistemas terrestres y dulceacuícolas, arrojando un cálculo aproximado de 120
000 especies de éstos en el territorio nacional, de los cuales el 12% es
endémico.
Por consiguiente, los insectos han jugado
un papel trascendente en las sociedades primitivas, preindustriales e
industriales, siendo objeto de culto ó repulsión en diferentes culturas, además
de un factor importante en el consumo
alimenticio humano, y significativo para el pueblo de México.
El consumo de insectos como
fuente alimenticia es un tema poco explorado en la realidad social, educativa y cultural de nuestro país. Los
insectos han sido fuertemente menospreciados por la sociedad cosmopolita actual,
que influenciada por la publicidad, la mercadotecnia y las ideologías
capitalistas de consumo de alimentos industrializados, considera a éstos como
criaturas desagradables y nefastas. Debido a su alto contenido nutricional,
estos alimentos pueden aportar al hombre enormes beneficios a su dieta
cotidiana, ayudando a la solución de problemas relacionados con la salud y la
nutrición, así como problemas económicos y sociales al ser un recurso
aprovechable en gran medida para el sustento de las clases sociales más
necesitadas en las regiones urbanas, como lo ha sido siempre para los grupos
indígenas y rurales de México.
¿Qué es la Entomofagia?.
Los insectos están presentes en todos los
medios, y suelen aprovecharse de las circunstancias invadiendo y “contaminando”
los alimentos del hombre. Por ello se calcula que una persona promedio ha
ingerido más de medio kilo de insectos inconscientemente en toda su vida. “En
la industria existen normas sobre el número de fragmentos de insectos que se
toleran en muchos alimentos procesados”. [1] Esos insectos no
sólo no nos hicieron ningún daño, sino que nos proporcionaron un poco de
proteína extra.
Pero los insectos no sólo se comen por
accidente, de manera consciente también se consumen, y a este acto se le denomina
“Entomofagia”. Recibe el término de
“Entomófago” aquel individuo o ser vivo “que se alimenta de insectos”.[2]
Tomando
en cuenta que la FDA (Dirección de Alimentos y
Medicinas en EEUU) fija que puede haber hasta veinte huevos de mosca en un vaso
de jugo de tomate, 75 trozos de insectos en 55 ml de chocolate caliente, y
establece que una porción de brócoli congelado puede contener hasta sesenta
pulgones, tisanópteros o ácaros, "resulta
imposible eliminar todos los insectos de los alimentos -- afirma el entomólogo
Edgar Raffensperger, de la
Universidad de Cornell --, pero no representan ningún peligro
para la salud".[3]
[1]Ramos-Elorduy,
Julieta et. al. Los insectos comestibles en el México antiguo. AGT editores.
1989, 108 pag
[3]¿Por
qué no insectos?. Art. traducido por Eduardo J. Carletti en http://axxon.com.ar/zap/c-zapping0096.htm.
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